En las faldas de la Serra de Tramuntana se encuentran concentrados la mayor parte de los olivos de Mallorca destinados a la producción de aceite de oliva. Las especiales condiciones climáticas de la isla diferencian este aceite de los producidos en otros lugares del territorio español. Precisamente esta diferenciación es uno de los factores principales que en 2002 llevó a la creación del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Oli de Mallorca. Tras casi dos décadas de actividad, esta DO cuenta ya con más de 1000 olivicultores, 24 envasadores y 14 almazaras.
La proximidad al mar de los olivares y el clima moderado de la isla hace que el aceite de oliva mallorquín tenga un característico aroma frutado, elegante en la boca por su suavidad y equilibrio. Este trabajado sabor se ha logrado gracias a una larga tradición que proviene de más allá del S. XIX, momento en el que la producción del aceite de oliva suponía el 80% de la exportación de la isla. A partir de ese momento, la extensión del olivar isleño empezó a disminuir en favor de otros cultivos más rentables. Hoy en día, estos olivares están concentrados en su mayoría en la zona montañosa de la Serra de Tramuntana.
Mallorca es conocida por ser destino vacacional de muchos turistas europeos que, entre otras muchas cosas, quedan fascinados por la calidad del aceite de la isla. Esto hace que muchos de ellos decidan llevárselo a sus conocidos cuando vuelven a sus países de origen, lo que potencia aún más la marca del aceite de oliva de Mallorca internacionalmente. Con esto se puede ver lo importante de una denominación de origen que aglutina a productores y distribuidores de este producto y hace que el trabajo conjunto repercuta en mayor cantidad de venta para todos los que se amparan bajo esta denominación.
Son Naava es un ejemplo de producción de aceite de oliva con Denominación de Origen Oli de Mallorca. Para ellos este etiquetado implica ser mucho más competitivos por su capacidad para infundir confianza al cliente, que sabe que está comprando un producto certificado de calidad. De hecho, ese es con seguridad uno de los motivos por los que más de un centenar de marcas están adscritas a esta DO. Y eso que apenas se registran producciones de aceite calificado mayores de 400.000 litros.
Para obtener el sello de Denominación de Origen Oli de Mallorca se tienen que cumplir una serie de requisitos. El primero sería que se trabaje con las cuatro variedades de aceituna amparadas por la DO, que son la Mallorquina, la Arbequina, Picual y Empeltre. El aceite también tiene que provenir de las almazaras inscritas en la denominación de origen, que tienen que seguir los estándares recogidos en el pliego de condiciones de la DO y siempre usar frutos provenientes de olivares de la isla.
El golpe de la Pandemia
La pandemia del Covid-19, como a todo, también ha afectado al aceite de oliva de Mallorca. Las restricciones en la movilidad, el cese de llegada de turistas a la isla, el cierre de la restauración y la contención del gasto en la cesta de la compra, por el miedo que dominó en este periodo, afectaron profundamente a las cifras de comercialización de este producto. Este efecto tuvo su máximo exponente en 2020, aunque en este 2021 tampoco se están recuperando los niveles de venta prepandemia, a pesar de que sí se están notando tímidos aumentos con el levantamiento de las restricciones.
La pandemia también hizo que la comercialización online del aceite de oliva de Mallorca se incrementara. Muchos clientes adquirían el producto en sus viajes a la isla y con las restricciones en los vuelos se vieron obligados a buscar otras vías para conseguirlo. Esto demuestra cómo la Denominación de Origen Oli de Mallorca es un sello de calidad reconocido internacionalmente y una buena estrategia para potenciar un producto fuerte en la isla.