En Son Mercer de Baix, las vacas pastan la mayor parte del año en la finca, y en época de escasez
reciben un suplemento basado en heno y cereales.
Ello se traduce en menor cantidad de leche por animal, pero de mejor calidad para el queso, los animales están más sanos y son más longevos.
El proceso de elaboración del queso Mahón-Menorca Artesano («formatjat») se sigue realizando en todas
las fincas menorquinas siguiendo prácticas muy antiguas que se han transmitido de padres a hijos.
En Son Mercer de Baix lo seguimos elaborando con leche recién ordeñada y esto significa hacerlo por la mañana y por la tarde durante todo el año.
A diferencia del otro tipo “Mahón Menorca” que se elabora con moldes de plástico imitando la forma cuadrada, el moldeo del “Mahón-Menorca
Artesano“ se realiza a mano, (uno por uno) introduciendo los trozos de cuajada en paños de
algodón (fogasser) y utilizando un palo (lligam) para apretar y desuerar durante varios intervalos de tiempo, lo que requiere un trabajo mucho más laborioso.
El trabajo en las cavas es diario, volteando frecuentemente los quesos y vigilando la evolución de la corteza. Al cabo de unas semanas, untamos la corteza con una mezcla de aceite de oliva y pimentón, originando ese color característico que varía
con el tiempo de maduración, naranja en el semicurado y marrón en los más curados.
Suele estar salpicada con manchas de moho blanco, fruto de la flora de afinado, lo que garantiza su autenticidad y la ausencia de pinturas y antifúngicos.
Otra de las características diferenciadoras de nuestro queso es la dosis de sal, adaptándolo a los gustos actuales y prolongando la maduración a temperatura controlada. El resultado es un queso muy equilibrado con muchos matices aromáticos y
gustativos.