El proyecto rescata un sistema de agricultura litoral única en la zona: «navazo», que data del siglo XVI. Este tipo de explotación natural y sostenible tiene de particular que el agua de riego es salada y con aporte de yodo, lo que confiere a los productos de una distintiva peculiaridad en textura y sabor.
El navazo está casi desterrado como recurso agrícola pero este proyecto lo rescata aplicando rediseño e innovación, replanteando el aprovechamiento de su singularidad para cultivar verduras gourmet, poco comerciales, tradicionales en culturas internacionales y otras populares en la gastronomía española ahora en desuso.